sábado, 8 de junio de 2013

Saludo a los PERIODISTAS en su día

Desde Mingaché saludamos cordialmente a los Periodistas especialmente a los de nuestro pueblo, en su día, reproduciendo algunas partes mal elegidas de este impecable e impresionante texto de Tirso Fiorotto, un maestro de la profesión, quizás la pluma más iluminada del Entre Ríos de los últimos tiempos. 
Para leer el texto completo, lo que por supuesto recomendamos pulse aquí.  articulosmingache.blogspot.com


Cumpas: hoy amanecí con un correo que me saluda por el Día del Periodista.
Agradezco este mensaje gremial y saludo, a vuelta de correo, a todos los colegas que con enorme esfuerzo y sin reconocimientos cumplen su oficio de modo honrado, estudiando, seleccionando los temas con responsabilidad, buscando los resquicios para dar a conocer lo que el poder político o económico, político - económico, desean ocultar por todos los medios.
Los periodistas debemos hacernos un lugar para la reflexión, el conocimiento, el estudio, para dejar que los conocimientos afloren sin presiones, y lo digo porque vivimos muy apretados por las circunstancias, bajo estructuras mafiosas, y también apretados por los cierres, por el apuro, y así solemos ofrecer cositas ni siquiera corregidas, y a veces tan ligeras que sería preferible callar. No lo negaré.

Hay numerosas orientaciones en este bello oficio. En cada rubro se encuentran personas con dignidad.
Deseo detenerme hoy en la que le hace cosquillas al poder económico, al poder político, al poder corporativo, que muchas veces son un solo poder en connivencia aunque parezcan incluso enemistados. Todo por arribita nomás, ya sabemos.
Saludo entonces en este día a los colegas de los pueblos pequeños que deben hacer malabares para ejercer el oficio y seguir viviendo allí, y que aprovechan las rendijas que se le escapan al poder económico y político corrupto al mango, las aprovechan para sostenerse en la dignidad, comprometidos con la búsqueda de la verdad y seguros de que la libertad no se negocia. Por trillado que aparezca, compañeros, es así, no se negocia.
Quizá no sean mayoría, no importa, están allí y muchas veces no se dimensionan ni se consideran las tensiones internas de cada cual. Por eso no opinamos de cada cual, porque en el fondo no sabemos cuánto lucha cada uno por la dignidad, y suponemos que son más de los que imaginamos los que dan su batalla íntima en cada jornada.
Y los saludamos porque sabemos de esos esfuerzos, mientras algunos con pretensión de “representantes” buscan el modo de congraciarse con el poder en este Día, con el poder mafioso, aplaudiendo leyecitas que son como aspirinas ante el cáncer, engañapichanga, tratando de sonreírle a un poder que nos ataca por todos los flancos.

Los engranajes del régimen falaz no son más que eso. Y los periodistas que cada día se levantan pensando cuántas presiones deberán soportar en la jornada de trabajo, tienen que soportar también que pretendidos “representantes” les bajen línea, les digan que tienen que estar agradecidos, en síntesis: nos tomen el pelo.
Con amigos así...

Saludo a los que tienen actitud, a los que luchan por los caminos de la independencia, a los que se saben cruzados por los valores en cada noticia, cada nota, cada título, cada párrafo; a los que quizá no puedan decir algo hoy pero le pasarán el dato al amigo, o buscarán otro medio donde desarrollar su trabajo; a los que no se resignan a callarse la boca ante la podredumbre de presidentes, vicepresidentes, ministros, titulares de corporaciones, ultra corruptos y ultra ricachones, que roban por todas las vías a su alcance y, como práctica habitual, cuando se enfrentan con vecinos que los denuncian, buscan destruir lo poco que queda de justicia, de república, para poner las instituciones a su servicio, al servicio de la impunidad. Eso en la Argentina y en Entre Ríos por igual.
¡Salud, compañeros periodistas de la Junta Americana! ¡Salud, periodistas de Santa Elena, de Concordia, de Ibicuy, de Villaguay! ¡Salud, periodistas de Paraná, de Concepción, de Gualeguaychú, de Larroque mi pueblo, de María Grande, de Colonia Avellaneda, de Chajarí, de Federal, de cada pueblo nuestro y se me escapan doscientos! ¡Salud los que resisten de una punta a la otra de este territorio maravilloso!

Está el robo personal, el robo para el partido, el soborno en la relación promiscua con las grandes multinacionales del dinero, de la minería, del petróleo, de las exportaciones, del comercio minorista a escala, de la industria de ensamblaje; el robo con la patria contratista, robo impresionante por estos pagos; todo ello en la Argentina y en Entre Ríos, a un punto que da asco, y quedan periodistas con preparación integral para conocer y denunciar este estado de cosas que es calamitoso, y del que se valen los grupos de poder para hacer de nuestro territorio una cancha de negocios sucios a gran escala, mientras se hacina a las familias o se las expulsa.
Entre Ríos, patria del destierro, de los pueblos fantasmas, país de las taperas, del trabajo precario, hoy país arrodillado ante el poder central metropolitano ultra corrupto a todas luces, corrupto y soberbio, ricachón y gritón, y arrodillado ante los pooles de la especulación que se pasean como Pancho por su casa porque son jefes del poder político, es decir: los “gobernantes” son sus felpudos.
Los periodistas nos encontramos con la altísima responsabilidad de conocer el estado de cosas, de saber del grado de sumisión del capitalismo entrerriano que agobia a las familias hasta expulsarlas. ¡Qué alto compromiso nos depara el oficio!
Saludo a todos esos colegas que no se arrodillan, que ven los modos de dársela al poder oligarca, banquero, terrateniente, darle el hondazo, tarde o temprano, sea a la oligarquía enquistada en el gobierno (bajo camuflajes diversos, ayer y hoy) como en las corporaciones y los trust y las sociedades anónimas que son los titiriteros de estos títeres llamados ministros, gobernadores, secretarios.
Saludo a las chicas y los muchachos de las FM, las revistas, las cooperativas, las páginas digitales, me inclino ante los que se plantan aunque quizá nadie los considere, nadie los aplauda ni los tenga en cuenta en las bancas de las pretendidas academias de periodismo.
Compañeros, no están solos. Esa soledad aparente es un resguardo de una unidad profunda que no necesitamos que se exprese a diario pero está, la sentimos en el corazón.
Saludo a los jóvenes y no tan jóvenes de algunos espacios en los diarios de gran alcance o los chicos, en la televisión, todos con enorme sentido de la responsabilidad. Saludo a los viejos que están sin trabajo porque no tranzaron, me saco el sombrero señoras, señores. Ellos cuando dicen Walsh no se cagan en Walsh. No manosean a los maestros.
Los saludo, y a la vez los invito a no esperar reconocimientos sino desprecios en sectores de poder; cuando haya algún reconocimiento desde esos sectores hay que estar atentos porque por ahora no hay visos de arrepentimientos o cambios, de modo que nada tenemos que esperar ni aceptar de ellos.

Y bien, ¡salud, compañeros ignorados, compañeros empobrecidos en lo económico y enriquecidos en la dignidad!
Los saludo agradecido, por la compañía. Y agradecido también con los miles y miles que nos alientan, que no ignoran sus derechos a la información y reconocen el trabajo genuino y sincero, aún con errores pero honesto, e incluso con talento a veces. Y agradecido con los profesores y maestros que tantas veces, rompiendo con la burocracia y la desidia, nos abren el panorama, sea en la universidad, sea en la redacción, sea en reuniones de amigos. Hoy debemos decirles que ninguno de sus hondos mensajes cae en saco roto.
Por las dudas aclaro que no represento a nadie. Sólo levanto un mate amargo por la gran rueda de mate que nos expresa, aún a la distancia, y en la que decimos y diremos nuestros silencios, en esta hora de tanto ruido, hora de los farsantes.
Nuestros silencios, compañeros, silencios que nos llevan primero a los hijos de los periodistas desocupados a veces, atormentados otras veces por cumplir con un oficio y alumbrarnos en eso un sendero.
Cuando veamos desde la distancia estos esfuerzos podremos saludarnos, con la certeza de haber cumplido con un deber, nada más, y que la tierra nos trague.


¡Salud! Tirso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nos interesa tu opinión envíanos tu comentario y lo publicaremos.