martes, 13 de mayo de 2014

Salir Adelante


de vez en cuando prendo la radio ya con la convicción de que me sentiré enfermo de contramanitis.

-"nosotros también merecemos salir adelante"- dice un compañero de un barrio marginal de Gualeguaychú: está reclamando agua, cloacas, viviendas, etc...

me hace click la croqueta de que se está refiriendo a un modo de estar situados en la vida que aceptamos como natural: venimos de atrás, vamos adelante y toda demora es una frustración. todos queremos salir adelante.

me se da por pensar cuál será el atrás de esos habitantes: probablemente un jubilado que dejó la vida en las cámaras del frigorífico, un pensionado que no llegó a tener aportes, un quintero que vendió hace mucho su chacra, un puestero que vino a la ciudad para poder educar a sus hijos... casi todos ellos recuerdan con tristeza algún abuelo de alpargatas buscando huevos en el gallinero del fondo, cerca del excusado y una abuela chancleteando el suelo regado bajo el parral. chamamé, valsesitos y tango. puchero casi todos los días. retama en el piso y malvones en lata. mate dulce y cigarro de hoja. el arroyo y el barro.

me se da por pensar cuál será el adelante de sus hijos: un barrio como el de tres cuadras más allá: con pavimento y vereda y ciber y zapatillas de marca. y música pop que me permita escapar a la cumbiamba y el guiso para llegar a las hamburgueseadas con amigos.
geranios, petunias y pensamientos. phillips morris y porrito. ñandubaysal, mar del plata.

y más adelante el centro, ya con garage y auto para lavar el sábado de tarde y rock y tecno y la posibilidad del desnuque en la disco. la facultad, en el más más adelante de buenos aires, ya no sólo bronce en la puerta sino azaleas y ficus entre ladrillos a la vista, platos exóticos aprendidos en la tele de cocineros chinos. gimnasio y fen shui. de la buena y esteroides. veranear en el este. el machu pichu.

y el máximo adelante: el celular última generación para ver a la nena casi todos los días, cómo le va de bien a 20.000 km, súper reconocida por esa marca líder en cientocuatro países. podes bajarte el videìto si entrás a salìadelantepuntocom.

todos queremos salir adelante. todos merecemos salir adelante. los sojeros y cristina, la carriò y los milicos, la izquierda y los fachos junto a la chica Almodóvar buscamos la salida adelante de este gris laberinto sin permitir/ que nos coman el coco/ esas tontas movidas/ de croatas y servios.

que endudan el futuro lineal y luminoso del progreso.

esas tontas movidas que hablan de la naturaleza como si no fuera un obstáculo, una traba, una limitación para salir adelante.

esas tontas movidas que prefieren ir lento porque piensan que se va a acabar el petróleo, o el agua, como si la ciencia no le fuera a encontrar respuesta como le está encontrando al 10% del cáncer que produce.

que nos hablan de volver a la tierra, ahora que monsanto, cargill, singenta y sin gente producen el ciento diez por ciento del hambre que provocan.

simplemente soy cagòn que tiene pánico a ese adelante que todos desean. que busca, de este gris laberinto una salida hacia el costado, sin comprar ni vender.

y no quiero más viviendas sino cobijo y no más socios en la sociedad sino comunidad.

atrás, en el fondo de mi casa, voy armando, lento y suave una especie de verde laberinto donde resilvestrar maíces y gallinas hacia una tonta movida de resilvestrar mi ¿nuestra? especie humana hacia el costado.

y, aunque va contra el sentido común, en este retorno a la semilla, voy pudiendo. sin poder.
--
flaco claret
ixmmm - iniciativa por un mundo más mejor

De futurizos a manadas de lobos devorándonos el futuro

Una mirada inclemente sobre nosotros, los humanos de hoy

Daniel Tirso Fiorotto
De la Redacción de UNO

El autor busca provocar al lector con un paseo por las consecuencias de la economía extractiva y consumista, y llama a volver la mirada a otro mundo cercano y vigente, aunque bien ocultado. Y lo hace desde un puente entre los pensadores Julián Marías y Macedonio Fernández.

El sistema generalizado en la modernidad sostiene los privilegios transitorios del 1 por ciento de la especie humana, contra el 99 restante y contra el 100 % de las demás especies. Eso significa, a mediano plazo, contra todos.
Es un planeticidio. Funda la relación de los seres humanos entre sí y con el universo entorno de la ganancia, la competición, el usufructo del trabajo de otros y la explotación de riquezas naturales, sobredimensionando los alcances de la “razón”, y con predominio de los dueños del dinero (usureros), únicos habilitados para la propaganda del propio sistema.
En estos días puede observarse cómo uno de los bancos más poderosos del planeta tienta a los argentinos para que los sueldos pasen por su intermediación, con promesas (cuentitas de colores) de préstamos, y de regalar cuotas por partidos ganados en el mundial de fútbol… ¿Quién puede desembolsar una montaña de dinero en propaganda, hasta el exceso, y arriesgar eso, sino la banca que domina el mundo y hasta se presenta simpática, con el uso y abuso de las figuras simpáticas del deporte?
Al hambre y la desnutrición que afectan a muchos, la modernidad suma el consumismo, un vicio (promovido por el sistema) basado en la extracción de riquezas con ritmos y métodos que ponen en riesgo la biodiversidad y en ella la humanidad.
Muchos humanos se creen saludables, pero están destruyendo intrincadas relaciones que permiten la continuidad de la vida, y consumiendo riquezas y energías que debieran preservar a sus nietos y bisnietos y al conjunto del planeta.
El sistema es para el 1 por ciento y por un tiempito. Su propaganda convence a multitudes que ignoran, aún en las universidades, los colegios de profesionales, los medios masivos, sus consecuencias catastróficas.
¿Hay una clase social libre del vicio del consumismo? ¿Por qué los gobiernos, cuando quieren mover la economía a través del consumo, determinan un adicional en los sueldos y las jubilaciones, por ejemplo para fin de año, con la certeza de los resultados?
¿Qué hacemos las familias, en general, cuando nos llega un plus, sino buscar en las góndolas cosas que hasta el día anterior no veíamos necesarias?
El vicio del consumismo cruza las capas y nos interpela. Por eso se impone volver la mirada al mundo austero y comunitario de los pueblos antiguos del Abya yala (América).

Cósimo Schmitz

Como en el cuento de Macedonio Fernández, los humanos hemos sido operados masivamente por el doctor Desfuturante, con una práctica similar a la que padeció (en “Cirugía psíquica de extirpación”) el herrero Cósimo Schmitz.
Nos han extirpado el sentido de futuro. Sentimos pero no prevemos sino unos minutos, a metro y medio de la silla eléctrica.
Los entrerrianos estamos encerrados también en esa cárcel. El litoral es occidental y moderno, es el planeta en frasco chico. Aquí el desmonte, aquí los agrotóxicos, aquí la pesca desmedida, aquí la erosión del suelo, aquí los arroyos saturados de residuos tóxicos, aquí el agua puesta en riesgo, aquí la fractura hidráulica al acecho, aquí las nuevas promesas de represamiento de nuestros ríos, aquí la petróleo-dependencia para la producción a gran escala y el transporte de enormes volúmenes a gran distancia, aquí el predominio de las multinacionales, y aquí la resignación a un sistema perverso.
Todo salta a la vista, pero no contestamos. ¿Por qué?
Somos Cósimos multiplicados. Adoptamos un pasado que no es el nuestro pero justifica nuestras debilidades y tropiezos, y nos hicimos extraer, con los recuerdos, la capacidad de estimar las consecuencias de nuestros actos.
En ese 99 % restante, que decíamos, muchos viven deslumbrados en un presente de ilusiones.
Eso equivale a abandonar una condición esencial del ser humano.
En una visita que realizó hace algunos lustros a Paraná el filósofo católico Julián Marías, ante nuestras preguntas más o menos juveniles se extendió sobre el término “futurizo” para definir al hombre.
Dijo Julián Marías: “Yo he hecho que se incluya en el diccionario de la Academia una palabra, el adjetivo futurizo, con dos terminaciones. En el español hay cincuenta o sesenta palabras que terminan en el sufijo izo, decimos un balcón saledizo, un tejado voladizo; dice Lorca un costurero grande de raso pajizo; el que lo olvida todo decimos que es olvidadizo, el que se enamora con demasiada facilidad que es enamoradizo. Indica tendencia, propensión, inclinación a algo”.
“El hombre no es futuro, es presente, aquí estamos ustedes y yo, pero estamos pensando en el futuro, estamos anticipando lo que vamos a hacer luego, mañana, o dentro de 20 años. Estamos proyectados al futuro. Por tanto, somos irreales. La persona es real e irreal, insegura… la persona es una realidad extraña que no se parece a ninguna otra, compuesta de realidad e irrealidad”. “Vive en la imaginación, vive anticipando, proyectando, ustedes están aquí presentes, pero ustedes están esperando quizá con impaciencia que yo termine de hablar, su realidad personal es fundamentalmente imaginativa, irreal porque no existe ni es seguro que exista”.
“Por eso no se puede decir futuro –agregó Marías-. El diccionario de la academia por influjo mío ha incluido un adjetivo con dos terminaciones, futurizo - futuriza. El hombre es presente, es futurizo, está vuelto al futuro”.

La flor del ilolay

Y bien, seremos futurizos, claro, como decía Julián Marías, pero desfuturados como imaginó Macedonio Fernández, que evidentemente no había sido operado.
Con su permiso, vamos a resumir al desfuturado en una consigna: que el futuro no distraiga nuestro presente.
El mismo Julián Marías tan abierto al futuro desestimó, en la misma charla (europeo al fin), las voces de alerta sobre el quebrantamiento de la armonía, la destrucción de la biodiversidad.
Ponderó, sí, el aumento de la expectativa de vida. Alcanzó a ver algunas buenas noticias para los humanos de hoy, y no vio que derivaban de malas noticias para sus nietos.
Interesante la definición del hombre como animal futurizo, y paradójico que surja de un desfuturado.
¿Y cómo es que fuimos desfuturados? Digamos que en la operación no hay método clásico. El quirófano es el living o el comedor, donde hemos instalado televisores o cosas parecidas. (No mencionaremos aquí el aula, para no abrir un frente poderoso). Con esas herramientas se obstruyen las arterias de la libertad, colocando tapones llamados propaganda.
La propaganda es así una concentración alta de colesterol en las arterias de la comunidad, recargadas de tóxicos como los arroyos.
El que guarda canales más o menos libres deberá cuidarse por todos los flancos, porque los operadores no descansan en su tarea: volcarnos la basura.
El que guarda canales más o menos libres lucirá una carátula con la inscripción viejo amargo, colgada por los vecinos que acostumbran tirarse con flores del ilolay (las que devuelven la luz), y danzar enceguecidos sobre sus pétalos. Lo que el siglo XXI llama fiesta.

Ni muy muy ni tan tan

Hay que decir que el estado de embelesamiento de Cósimo  se debía a la extirpación de la capacidad de prever, pero su mismo autor (Macedonio) explica que estamos ante un cuento, de modo que si un Cósimo anda extasiado por el presente eso puede obedecer a que logró trascender los muros ficticios levantados entre pasado, presente, futuro. O porque se operó de ilusiones y advierte que, con sólo hacer lo que se debe, por lo demás no habrá que saltar en demasía ni clavarse un puñal.
De modo que una sonrisa ni muy muy ni tan tan, una suerte de alfombra voladora sobre las pasiones, sería la manifestación humana de la armonía inmutable en la que el ser humano puede vivir y conocerse y amar y compartir y luchar y todo eso a la vez.
Ahora: la fiesta de muchos hoy no parece derivar de allí, sino de una candidez impuesta por ese Extirpio Temporalis (otro alias del doctor Desfuturante), que es la modernidad consumista, propagandista, y para eso en extremo extractivista, mientras nos mantiene inconscientes de los efectos.
(Antes habíamos mostrado cómo las multinacionales nos parasitan al modo de la cotesia al marandová: en simbiosis con un virus que nos paraliza, y decíamos que ese vicio es la ignorancia promovida por la propaganda y la banalización).
Dicho de otro modo: apenas recuperemos nuestra capacidad de prever y veamos con claridad el biocidio de hoy, el paisajicidio (expresión que le escuchamos a Gonzalo Abella); cuando tomemos conciencia de la sangre que derramarán nuestros nietos, sea por un vaso de agua, un plato de comida o un sueño, entonces sí podremos decir que hoy celebramos un momento efímero y lo hacemos con la energía, la comida y la paz del resto del planeta, y de los hijos de nuestros hijos.
Los agricultores suelen decir que el suelo es un bien que pedimos prestado a nuestros nietos. Hoy, la verdad es otra: el suelo es el basural de nuestros derroches, nuestras vanidades, nuestra ignorancia, nuestro apetito desmedido, y fue asaltado por pocos.
Más que extirparnos el futuro, lo que estamos haciendo es invadir el mundo de nuestros nietos a sangre y fuego, para saquearlo, de modo mil veces peor que la invasión del Abya yala hace 500 años. La civilización de estos siglos ya asaltó los pueblos milenarios del Abya yala, hoy asalta los pueblos del futuro. En su ahogo, da manotazos. Y casi todo fruto de la “razón”.

En las grietas

Cada día más controlados, más vigilados, y bastante resignados y satisfechos (hasta pedimos más cámaras en las veredas y dejamos que nos registren hasta en el inodoro); más o menos callados cuando podemos consumir, sea cual fuere el origen de nuestras comodidades (la soja, por caso), y cuesten lo que cuesten, no advertimos que esta mentira, como todas, tiene patas cortas.
El ruido, el entretenimiento banal, nos empujan al aturdimiento. Pero apenas zafemos de esa enajenación veremos el mundo nuestro, el mundo del hermano con la actitud recíproca de las manos abiertas (jopói, dice el guaraní), el mundo de la vida y el trabajo comunitarios, de la integración completa de la humanidad en el paisaje, de la vida austera, de la no acumulación, del pedir permiso al río, al árbol, a la tierra, de la armonía no negociable (sumak kawsay); el mundo muy distante de la soberbia que permite, en el colmo, el toqueteo de la condición genética de las semillas, y su patentamiento.
Salidos de la enajenación nos abriremos a ese mundo en donde conversar con el sauce y con la tararira, como el gurí pescador, donde el caballo cuenta su nostalgia sin hablar como lo sabe Vicente Cúneo y lo sabía antes Joaquín Lencina (Ansina); donde sabemos que lo que está abajo subirá, lo que está arriba bajará como en los suelos vertisoles, gredosos. Un mundo que la modernidad oculta, pero aflora en las grietas.

domingo, 11 de mayo de 2014

Pensando el Larroque 9



El 24 de abril realizamos el 9no encuentro “Pensando en Larroque”, el primero de este año, volvimos a reunirnos en esta ocasión con la amable participación del Dr. Diego Ortolano. La propuesta, como siempre, fue intercambiar algunas ideas en los temas de su área, la salud en nuestro pueblo.
Nos acompañó, como ya es costumbre, un importante y variado grupo de amigos y  copoblanos interesados en debatir conceptos que puedan ayudarnos a desarrollar propuestas para hacer de Larroque nuestro lugar, nuestra “Tierra sin mal”, un espacio del “vivir bien” del “sumak kawsay” de la cosmovisión ancestral del Abya Yala.
El Dr. Ortolano comienza desarrollando una idea que considera determinante en el análisis de la salud en Larroque y a la que volverá repetidas veces para explicarla desde distintos ángulos. Entiende que los larroquenses (o larroqueños como prefieren decir algunos) tenemos una visión tremendista de la situación sanitaria, que somos propensos a sobredimensionar los hechos, quizás porque al ser un pueblo chico en el que todos nos conocemos, el enfermo no es un número más como en otros lados, sino un amigo o un pariente, y entonces el impacto es necesariamente mayor. La gente se pregunta por qué en Larroque pasa esto o aquello cuando en realidad pasa lo mismo que en todos lados; se ven con asombro, con incredulidad casos que son comunes a muchas regiones del país. Sin embargo, por otro lado, la gente permanece inactiva frente a los mismos problemas que desproporciona. Cuando uno va a la práctica, la gente en general no reacciona positivamente. Cuánto cuesta por ejemplo que una mujer se realice un estudio ginecológico, la misma mujer que opina luego que en Larroque hay muchos casos de cáncer.
Hay como un miedo desmedido, nos dice, hacia casos médicos que pasan aquí como en todos lados.
Sugirió que los médicos deberían no sólo atender a los enfermos sino generar conciencia de la necesidad e importancia dela prevención; si esto no sucede es porque algo se está haciendo mal.
Opina que la prensa ayuda a horrorizar en lugar de actuar en positivo y en prevención, aparecen “opinólogos” deformadores de opinión, que hablan sin saber, sin conocer el tema y generando una especie de sicosis,  en lugar de consultar a quienes tienen mejor información y pueden aportar datos ciertos evitando atemorizar sobre casos que ya de por sí son serios. Nos dice que las estadísticas muestran por ejemplo que en Larroque los índices de cáncer son iguales a los del resto del país, inclusive por debajo de la media, que estos índices están bien actualizados en el Registro Nacional de Tumores y en los Nodos regionales de centralización de la información. Que se han hecho encuestas poco profesionales que generan datos falsos y provocan que muchas personas se depriman o se angustien pero siguen sin actuar preventivamente. Insiste en que necesitamos aprender a prevenir en lugar de aterrarnos.
Eso hace también que no se hable de otros casos que tienen menos prensa pero pueden ser más prevalentes estadísticamente como los accidentes de tránsito por ejemplo que, aunque tienen estadísticas subdimensionadas porque no hay seguimiento de las secuelas posteriores, igual son la principal causa de muerte en el país de personas menores de 40 años.
Un comentario especial dedica el Dr. Ortolano a las afecciones  cardiovasculares, por las cuales, dice, la gente se preocupa muy poco (aunque en el último tiempo algo más) pero que son mucho más importantes que el cáncer.
No se trata de que le restemos importancia a algunas enfermedades como el cáncer, sino de que podamos ver que hay otras que nos afectan más y descuidamos; de evitar las sicosis y tomar actitudes más positivas hacia la prevención.
Lo mismo puede pasar con las adicciones, comenta Ortolano, solemos alarmarnos por las drogas ilegales, como la marihuana o la cocaína y no por las legales como los psicotrópicos, pero muchas veces, las drogas prescriptas legalmente son tan malas como las ilegales, y el negocio farmacéutico es tan rentable como el tráfico de estupefacientes.
Consultado sobre desnutrición infantil comenta que a pesar de que en su consultorio no hace mucha pediatría, puede observar que en Larroque las necesidades alimentarias básica están bien cubiertas, que hay una tendencia hacia la comida rápida que puede no ser muy sana y que lo que sí ha podido observar son casos de violencia intrafamiliar que son preocupantes. Si me preguntan “qué ves en Larroque”, nos dice, veo mucha preocupación por unas enfermedades, poca actitud preventiva y falta de conocimiento de otras que tienen menos prensa.
En un interesante intercambio de opiniones, se fueron analizando distintos aspectos de la salud, la medicina y la sociedad, de los que destacaremos sólo algunos por una cuestión de extensión.
 Algunos se oponen a una visión positivista o demasiado cientificista de determinados sectores, según la cual, sólo los estudiosos de un tema, los profesionales, pueden opinar acertadamente en cuestiones de su área de conocimiento, negándoles así a las demás personas su capacidad para sostener ideas diferentes pero igualmente respetables.
Hubo quienes sostuvieron que más allá de la asistencia médica y la prevención se deben buscar las formas para logar una vida más sana, con mejores alimentos, con un ambiente menos agresivo, con relaciones más armónicas, con menores niveles de estrés, etc.
Otras opiniones giraron sobre el hecho de que el tremendismo en el análisis de los hechos y la apatía para una acción positiva a la que hizo referencia Ortolano, podía verse en otros aspectos de la vida cotidiana: solemos protestar con horror por algunos casos de corrupción, o de violencia, o de pobreza, pero luego a la hora de actuar no hacemos nada positivo al respecto.
Un nuevo intercambio se produce en torno a la falta de registros sobre la influencia de los factores ambientales en el desarrollo de nuevas enfermedades; hay una tendencia de algunos sectores empresariales a ocultar información, ningunear las opiniones en contrario, falsear información, realizar campañas de promoción engañosas, desviando los centros de interés de la población, priorizando lo monetario y mercantil por encima de lo sanitario. También una falta de controles gubernamentales al respecto o una llana aquiescencia de las autoridades para con actividades contaminantes que son rentables o permiten gran recaudación impositiva. Se sostiene con demasiada liviandad y hasta con arrogancia desde ámbitos de liderazgo ideológico que no existen pruebas científicas suficientes, invirtiendo la carga de la prueba, al sostener que no se ha probado un efecto dañino de un nuevo tóxico cuando en realidad lo que se debe probar es su inocuidad que por supuesto no se probó y desconociendo los efectos de disrupción hormonal que están plenamente documentados.
Otro tema que da lugar a comentarios es el retroceso del sistema de salud en Larroque, donde en otras épocas hubo internación, atención de cesáreas e inclusive cirugías más complejas y que ahora, ante cualquier complicación inmediatamente se deriva al paciente hacia centros asistenciales de ciudades vecinas. Varios de los presentes acuerdan con el Dr. Diego Ortolano en que con las comunicaciones y el avance de los sistemas de estudios médicos y tratamientos especializados, estando como está Larroque a 25 minutos de ciudades como Gualeguaychú y Gualeguay, no tiene sentido sostener una estructura médica de avanzada que la mayor parte del tiempo permanecerá ociosa u operar en situación precaria, sin terapia intensiva.
Continuamos por varios temas más, como el parto, la salud mental, hipertensión, diabetes, obesidad, automedicación, etc. que extendieron la conversación por casi dos horas.
Nuestro agradecimiento al invitado especial Dr. Diego Ortolano, a los amigos y diletantes habituales y a quienes se van sumando a esta propuesta de “Pensando en Larroque”.