miércoles, 27 de mayo de 2015

Saludos internacionales

Hola compañer@s de MINGACHÉ.
Está muy bueno su blog.
Mi nombre es Ismael, y hablo de parte de Proyecto Hongo.
Tratamos de promover hábitos de acción y respeto para con el Ambiente, damos talleres de educación ambiental en dos grupos de 4° año escolar acá en Montevideo.
Nos interesa generar un contacto o intercambio entre los sitios,
algo que tratamos de hacer es que nosotros publicamos un artículo de otro sitio haciendo referencia al mismo, y lo mismo hacen desde otro sitio web con un artículo nuestro, dando las debidas referencias.
Además, colocaríamos su sitio en nuestro sector de "páginas amigas", todo esto es un pequeño boceto de unidad entre quienes estamos en esta lucha, aunque evidentemente nos sirve más a nosotros por temas de difusión que a ustedes que ya están bastante más sólidos.

Pueblos fumigados

Muy buen reporte

http://www.diariojunio.com.ar/noticia.php?noticia=66919

martes, 19 de mayo de 2015

Los cuadernos Ñe'e Nandí

LA PROVINCIA                  DIARIO UNOLunes, 18 de mayo de 2015 | 06:00

Los cuadernos Ñe'e Nandí: 
                      Alternativas al petróleo desde el litoral

Descubriendo Entre Ríos. Organizaciones sociales de la  región editaron la primera de una serie de revistas temáticas, en este caso centrada en energía y austeridad.
Dos centros de estudio sin fines de lucro con sede en  la ciudad de Paraná y Larroque confluyeron en la elaboración y edición del primero de los “Cuadernos ñe’e nandí”, un aporte en papel a la Escuela Libre Zurdo Martínez, en formación.
El nombre Ñe’e nandí surgió a propuesta del escritor y periodista Mario Alarcón Muñiz, y significa en nuestro idioma guaraní palabra desatada, palabra libre.
El primero de la serie de cuadernos, recién salido del horno, lleva el título “La energía, un repaso desde el litoral”, y apunta a un tema central en los debates de este momento. Contiene explicaciones sobre una variedad de fuentes de energía que aprovecha o puede aprovechar la humanidad, para reemplazar la petróleo dependencia, y lo hace desde conocimientos que se pierden en el fondo de los tiempos de este suelo y que llaman a la armonía y la austeridad.
LA NOTA COMPLETA EN 

http://www.unoentrerios.com.ar/laprovincia/Los-cuadernos-ee-Nandi-Alternativas-al-petroleo-desde-el-litoral-20150518-0015.html


jueves, 7 de mayo de 2015

Conociéndonos

“Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro”
Plauto. Asinaria
“El hombre es un lobo para el hombre”
Hobbes. Leviatán
 “El hombre es sagrado para el hombre”
Séneca. Cartas a Lucilio
    
Hemos llegado a pensar que el hombre, en su arrogante uso de la razón, es el único ser capaz de destruir su propio entorno, de alterar profundamente el nicho ecológico en el que se desarrolla hasta hacerlo insustentable, pero quizás esto no sea del todo cierto. No en cuanto a su capacidad destructiva que ha sido plenamente demostrada con hechos contundentes; sino en cuanto a esto de ser el único. La mayoría de las especies, tanto animales como vegetales, sacadas de su hábitat natural, si no reciben cuidados especiales, mueren; pero las que se adaptan suelen convertirse en plagas invasoras que “alteran profundamente” su ambiente. Las ovejas provocaron un importantísimo aumento de la erosión en los suelos patagónicos, el paraíso se volvió una gran molestia en el Palmar de Colón, la gramilla perra que afirmó los terraplenes de los ferrocarriles ingleses invadió los campos entrerrianos y alteró su natural lecho herbáceo, y así siguiendo…
Cierto que uno podría alegar: “fue el hombre quien las trasplantó al nuevo ambiente”, pero esta afirmación no cambia el hecho de que una nueva especie suele no encontrar limitaciones en el nuevo hábitat.
Quizás esta sea la idea que podríamos debatir: ¿Somos una nueva especie en la historia de la evolución, una especie invasiva que no ha encontrado limitaciones y puede destruir a las demás, adueñándose del ecosistema al que llamamos Tierra.?
Ahora bien, si aceptamos como cierta esta teoría, deberemos hacer algunas consideraciones… Las ovejas patagónicas, alejadas de la mano del hombre es muy probable que sucumbieran al ataque de los pumas o al hambre o vaya a saber a qué virus o bacteria. Los paraísos del Palmar y la gramilla perra tal vez no, pero eso se debe a que fabrican su propio alimento, son autótrofos… Nosotros no, nosotros necesitamos alimentos que otros elaboran y en consecuencia no podemos crecer indefinidamente, sino que dependemos de fuentes externas de materia y de energía.
Además, a las necesidades biológicas naturales, los humanos les sumamos otras creadas por la cultura o el mercado o la propaganda y entonces consumimos materiales y energía muy por encima de nuestros verdaderos requisitos básicos, generando una situación que podría considerarse fuera de las probabilidades de subsistencia de la especie.
Cierto que no todos los hombres actuamos de la misma manera, más bien parece que nos gusta más pensar como Séneca que como Plauto. Aceptar que el hombre es sagrado para el hombre nos permite no sólo integrarnos comunitariamente, sino además esforzarnos por mejorar las relaciones con el otro. Es en la práctica cotidiana, en la actitud concreta donde solemos hacer agua y actuar como lobos.
Es muy saludable la diversidad biológica y cultural, pero parece bastante claro que determinadas especies tienen un papel preponderante en el ciclo de la vida, así como determinadas culturas, o al menos determinadas conductas son de fundamental importancia para apostar a la sustentabilidad de la especie en el planeta. Podríamos pensar por ejemplo, que la extinción de los elefantes o inclusive del hombre no modificaría substancialmente la vida en la Tierra, como sí lo haría la desaparición de las abejas o las lombrices. Del mismo modo, si nos fuera posible erradicar la cultura del despilfarro, la del tener cada día más, la de la acumulación de capitales, la del compre ya, es probable que produjéramos algún cataclismo en el dios Mercado, pero sin dudas mejoraríamos mucho la situación ambiental. Si dispusiéramos espacios protegidos, protegidos de todo daño, de la depredación, del envenenamiento, de la contaminación química, o acústica o de cualquier agresión, y los conociéramos y los quisiéramos; y si, a partir de ellos, comprendiéramos la importancia de proteger todo el ambiente y recuperáramos los conocimientos sobre cómo hacerlo, seguro que suprimiríamos espacios para la producción agroindustrial, pero nuestra gran casa ganaría en diversidad, en sustentabilidad, en vida.
Es cierto que necesitamos comer, pero nadie hace de su casa un puro comedor, sino que reservamos espacios para el descanso, para el encuentro, para el jardín y la huerta, para la lectura o el entretenimiento y hasta para las necesidades menos elegantes pero no por eso menos perentorias.
El monte nativo entrerriano prácticamente ha desaparecido en función de la ampliación de los espacios de producción, olvidando que quizás nuestros campos sean productivos gracias a los miles de años en los que el bosque los fue fertilizando, incorporándoles nutrientes, protegiéndolos de la erosión, ayudando a conservar la humedad, permitiendo el desarrollo de microorganismos útiles. En un principio nos limitamos a quitar la cobertura arbórea y permitimos una gran erosión, pero en los últimos años los inundamos de tóxicos, eliminamos toda posibilidad de diversidad, le matamos toda la flora microscópica (y de la otra) y los sobreexplotamos.
En este contexto, las áreas protegidas se han vuelto un verdadero baluarte de sustentabilidad vital. Por supuesto que uno desea que todo el territorio de la provincia estuviera protegido, pero como esta utopía hoy parece lejana, debemos bregar para que se establezcan muchas más Áreas Protegidas como la que visitamos el pasado jueves 30 de abril en Colonia Las Piedras con el fin de conocer, aprender y querer. Un maravilloso lugar en donde, más allá de la lucha constante de Alfredo contra algunas especies invasoras, o emprendimientos de fuerte impacto ambiental en la zona o las demoras en las decisiones políticas adecuadas o en las obras necesarias, la idea principal es dejar que la naturaleza  actúe con sus modos y sus tiempos.
Alentamos a quienes vislumbran la gravedad de la crisis  y sienten la necesidad de pensar nuevos rumbos, a conocer esta reserva, disfrutar del lugar comprender su esencia y apoyar este proyecto u otros semejantes que pueden estar más cerca nuestro de lo que sospechamos.

 Muchas gracias Alfredo por tu tiempo, tu pasión y tu afabilidad.