lunes, 13 de mayo de 2013

Ciclo de encuentros con nuestra gente



Compartimos días atrás, una reunión ampliada de Mingaché con un grupo de amigos, simpatizantes, interesados en entender la complejidad, la ecología, la política y la compleja ecología política. Contamos con la muy apreciada intervención del ingeniero Sergio De Luca, quien aceptó amablemente nuestra invitación y nos fue narrando algunas cuestiones sobre su actividad y su visión de la actualidad local y nacional.
Con mucha claridad y apreciable sinceridad nos contó por ejemplo sobre su decisión de instalarse en Larroque con su empresa y familia, su apuesta humana y económica, su ilusión de estar en el pueblo que lo vio crecer, dejando de lado otras oportunidades profesionales muy importantes y en contrapartida, el sinnúmero de obstáculos que se le presentaron en el camino.
Ve que Larroque presenta algunas características interesantes de pueblo chico, en el que nos conocemos, nos cuidamos, se puede vivir con tranquilidad, no se fomentan las diferenciaciones sociales, se puede confiar en el otro. Pero por otro lado es escasa la participación en las organizaciones intermedias, no existen instancias de debate que permitan un crecimiento, una búsqueda de soluciones o alternativas a la crisis que no es sólo económica, sino que se extiende a todos los ámbitos, cultural, social, ético, educativo. Piensa que los encargados de hacer que las cosas funcionen no tienen interés verdadero, genuino en hacerlo y se manejan más por cuestiones partidarias o ideológicas o simplemente mercantilistas y demagógicas. No consultan a quienes puedan pensar diferente, se rodean de adeptos que acatan órdenes.
Entiende que existe una especie de individualismo ideológico donde cada uno se cree dueño de la verdad y no está dispuesto a debatir sus puntos de vista sin confrontar o atacar al otro.
Muchos pensadores, generadores de ideas, están adormecidos, se apartan o son apartados de la actividad pública. En muchos casos parece que un sueldito o algún puesto en un órgano gubernamental, anula su capacidad de pensar.
Con cierto énfasis y alguna muestra de decepción nos plantea que en general la ciudad no tiene objetivos comunitarios, no se plantean fines a largo plazo, cada nueva administración planea sólo sus cuatro años aún en el caso actual en que hubo continuidad no sólo de partido sino de persona. Cuesta mucho entonces apostar a futuro cuando se cambian permanentemente los planes, no sabemos a donde vamos y esto no es sólo en el nivel local por supuesto.
Tenemos un buen lugar para vivir, una situación geográfica estratégica pero parece que no quisiéramos cuidarlo, que estuviéramos muy quedados; no se valora a quienes trabajan por el pueblo, por sus instituciones. No sabemos qué hacen nuestros jóvenes cuando terminan el colegio secundario.
Debemos generar más instancias de debate, hacernos escuchar, despertar a los pensadores, pasar de las ideas a la acción, participar socialmente sin ataduras con el poder de turno, con una independencia económica que nos permita ser independientes en las ideas, pensar en nuestros jóvenes, qué sociedad les estamos dejando, planificar a largo plazo, interesarnos más por nuestra gente, por los desarrollos locales, por los emprendedores. Buscar alternativas para salir de la crisis.
Se produce entonces un interesante intercambio de ideas que prolongó la reunión por casi tres horas y quedamos todos en volver a encontrarnos a principios de junio para otro encuentro de estas características.

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